domingo, 14 de junio de 2015

San Isidro Labrador, pon la lluvia, quita el sol. Los viejos Barrios 4


 San Isidro, el barrio de siempre

Imagen de Google Earth. Iglesia del barrio de San Isidro.
 Antecedentes

Quizá como el último resabio de un ancestral rito, hasta mediados de la década de 1970, muchas familias sanjuanenses emprendían durante la segunda semana de mayo, una caminata con dirección norte hasta un asentamiento, entonces plenamente rural, pero separado de la ya para entonces ciudad: el llamado “barrio de San Isidro”.

Supongo que era una tradición de siglos por el hecho de que no se efectuaba por el camino más corto, que para entonces sería a partir del centro, de manera directa por la calle Álvaro Obregón, sino por otro, extrañamente más alejado y extenso, que sería el siguiente:

Imagen de Google Earth. La línea verde señala el viejo camino, hoy entre calles, la línea naranja, la vieja barda.
No importaba mucho el lugar de la ciudad donde se viviera, el punto inicial era la estación del tren, situada al finalizar Hidalgo Norte, de donde se cruzaba la vía y se tomaba rumbo norte un camino entre milpas que recuerdo  era de terracería pero plano y ancho, es decir, un camino en forma, no una vereda improvisada, que continuaba con algunas ligeras curvas por una distancia de aproximadamente un kilómetro. Ahí se encontraba con una de las curvas del río, donde el camino doblaba a la derecha. Trecientos metros adelante se llegaba a la plaza del barrio, en esas fechas completamente de tierra.
La intención original de la visita, que supongo era religiosa, se perdió hace muchos años, al menos de lo que recuerdo, la motivación principal era el espectáculo de la fiesta de San Isidro Labrador, el patrono del barrio, que incluía danzas y xitás,  además de juegos mecánicos y el tradicional estruendo de los cuetes. Los juegos eran muy rústicos, pero divertidos y baratos, y por las fechas que menciono, las danzas y Xitás  todavía eran muy auténticos, lo cual era un espectáculo aparte, ya que en la ciudad, esos elementos se habían modernizado y perdido su esencia.

Imagen de Google Earth. Extensión aproximada del Barrio.
Elementos

El Barrio es descrito por Ayala, (1981, p96) con información que tomó de Martínez de Salazar de 1793, de la siguiente manera:

"El Barrio de San Isidro, se halla a espaldas del de San Marcos, más al norte sobre la orilla del río, situado sobre un plan de tierras delgadas, en que tienen señalados sus solares los indios, que ellos mismos cultivan. Se han abierto calles trazadas por magueyes por donde transitan coches y todo género de gente de a pie o de a caballo. Hay una Plazuela amplia, donde se encuentra una capilla, y algunas casas bien acabadas."

Como los demás barrios del pueblo, se desconoce su verdadera antigüedad, pero es de suponer que desde el inicio del pueblo, en el siglo XVI, algunos habitantes otomíes se asentaron en él aprovechando la fertilidad de sus terrenos y con un pequeño núcleo habitacional alrededor de lo que hoy es la su plaza. Se puede distinguir su ubicación en el plano de 1592, en su parte inferior derecha, justo donde la acequia del pueblo volvía al río.

Se llamó así por su santo Patrono, San isidro Labrador, a quien está dedicado su templo. Dado que la santificación de este ocurrió en 1622, se supone que su establecimiento debió darse años después de ese acontecimiento.
Ya avanzado el siglo XVII, la situación original del pequeño pueblo de indios cambio, con la llegada de habitantes diversos, sobre todo en el centro, en razón de lo cual, los otomíes, se desconoce si voluntariamente o por alguna disposición se relegaron a algunos barrios donde podían mantener su exclusividad étnica. Así, quedaron en tal categoría la Cruz, el Calvario, el Espíritu Santo y San Isidro.

Fue en este último, uno de los en donde más tiempo se mantuvieron las costumbres y tradiciones indígenas, hasta casi finales del siglo XIX, aún había muchos habitantes de raza pura. A diferencia del vecino barrio del Espíritu Santo, muy pequeño, aquí desde siempre hubo un núcleo habitacional de regular tamaño, rodeado de áreas cultivables, que siempre estuvieron claramente delimitadas como propiedades indias. Además, por su relativa lejanía con el centro del pueblo, tuvieron mayor influencia o relaciones con el cercano pueblo de San Pedro Aguacatlán,  también originalmente Otomí.


Los límites
No sé desde cuándo, pero unos metros después de la estación del Ferrocarril, existe una barda de piedra que siempre me dijeron que era el límite de San Juan con San Isidro. Por extraño que parezca, semi enterrada y derribada, aún existe, en la actual calle Jesús Ma. Martínez y sería el límite sur del Barrio. Por  el lado oriente, el límite original, sería el antiguo camino a Tequisquiapan, hoy Av. Constituyentes, aunque parece que después se recorrió a la Calle Álvaro Obregón. Al norte, finalizaría en los límites con las tierras de San Pedro Aguacatlán y al poniente, el límite natural indiscutible, el río.

Imagen de Google Earth. A la izquierda, bajo los postes en la Calle Jesús María García, los restos de la vieja barda.
Plano de 1590, ubicación aproximada del Barrio.


Recuerdos

Al morir la República de Indios, en el siglo XIX, como en todos los demás barrios, las tierras comunales de este, se desamortizaron, pero en este caso, por la lejanía y el encierro geográfico fueron poco deseables para aquellos que no fueran indios y estos los conservaron como terrenos particulares.

Imagen de Google Earth. La Guitarrilla, durante muchos años, la única propiedad no indígena de la zona.
A pesar de lo anterior, desde el inicio del pueblo, las tierras del barrio se vieron favorecidas por el riego de la acequia del pueblo, que hasta aquí llegaba luego de atravesar el pueblo. A la orilla del camino a Tequisquiapan pasaba el canal principal, y tras cruzar el rancho de la Guitarrilla,  (que nunca fue parte de este barrio, sino propiedad de españoles) discurría cerca de la Plaza Principal. Metros adelante volvía al río. Además, en los alrededores se trazaron varios canales secundarios que estuvieron en funcionamiento hasta cerca de 1970, lo que permitió que el área siempre fuera de cultivo.

A finales del siglo XIX, cerca del barrio se construyó la estación del Ferrocarril, principalmente en terrenos de la Guitarrilla y el Carrizo, pero afectando también algunos predios del barrio  vendidos por los lugareños, sin embargo, su aislamiento no se vio perturbado sino hasta mucho después.

Imagen de Google Earth. La iglesia de San Isidro, algo modernizada, dicen que así era la fachada de la iglesia de Guadalupe en el centro de la ciudad, antes de que se le pusiera la actual portada de cantera.
En la década de 1970, un fenómeno invadía a San Juan del Río, la explosión demográfica, lo que significó un aumento de habitantes que requirieron de viviendas, es cuando comienza a crecer la ciudad por varios frentes, principalmente la zona oriente. El Barrio resistió el embate constructivo unos años más, pero para la década de 1980, con la construcción del Infonavit San Isidro, empezó la invasión de milpas, al inicio lentamente -por ser tierras completamente fértiles- ya que su precio era elevado y frenó a los constructores. Pero el segundo aumento de población tras el año de 1985 sí lo tocó e inició la urbanización que por tres de sus lados hoy le rodea. Llegó así la modernización de los viejos caminos vecinales, transformados en calles y avenidas que hoy nos llevan fácilmente en transporte público y privado a fraccionamientos, zonas residenciales, incluso un club de Golf, que hoy ciñen al viejo barrio, antes tan solitario, hoy es paso a lugares a los que antaño casi nadie se atrevía a entrar.

Imagen de Google Earth. Vieja plaza, moderna apariencia.
Sin embargo, entre el concreto y el asfalto, conserva vivas algunas ancestrales tradiciones y elementos, su iglesia, la original figura de San isidro labrador, el paso del Santo entierro, mayordomías, cargos y especialmente, al menos dos de las viejas capillas familiares otomíes, último recuerdo de las muchas que tuvo el pueblo en toda su extensión, cuando cada familia o grupo de ellas, tenía un espacio religioso para su culto particular. Desaparecieron casi todas en los barrios, solo quedan unas pocas, dos de ellas aquí.

EPÍLOGO

Hoy, el camino que recorrí de niño, está rodeado de viviendas, en él, ya no se adivina a lo lejos el río, solo al final, un sucio hilo líquido nos recuerda que ahí estuvo. Cada vez quedan menos de los sabinos que circundaban su paso e indicaban que había que dar vuelta a la derecha. Hoy, llego a la vieja plaza, ya modernizada, sin el polvo de aquellos ayeres, ya no están las viejas chozas, los corrales, el verde de las milpas de los alrededores ni la acequia con agua corriente. Casi todo se ha ido, sin embargo, entro a la iglesia y en el altar me recibe una extraña Trinidad, en un mismo nivel, veo a la izquierda un cuadro de la Virgen de Guadalupe, al centro un Cristo y a la derecha, la efigie de San Isidro Labrador, tan querida por los campesinos, solo eso me recuerda que estoy en el viejo Barrio de San Isidro, el Barrio de siempre.

Plano de 1885, arriba, con el número 7 y línea morada, el extremo sur del Barrio, solo para observar su relación con los otros.

6 comentarios:

  1. :'( me conmovió mucho la crónica, desde pequeña me fascinaba venir al barrio de San Isidro, tan verde, lleno de árboles y canto de pájaros, es verdad hoy ya no queda mucho de el y sin embargo es un lugar tan amado que ahora vivo en el. Saludos.

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    1. Gracias por el comentario. Es verdad, de muchas cosas solo queda el recuerdo, y para que este no se pierda hay que compartirlo, platicar a las nuevas generaciones la gran historia de un lugar del que hoy solo asoman vestigios. No te olvides de compartir y date tus vueltas.

      José Luis

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  2. Muy interesante tu investigación, el barrio con mucha fuerza se resiste ante la mancha de la modernidad, esperamos que las jóvenes generaciones se interesen por su lugar de origen. Recuerda pasar a nuestras fiestas patronales, símbolo de identidad de nuestro pueblo.
    Este barrio guarda muchas costumbres que son manifestación de una cosmovisión heredada de nuestros ancestros y que hoy nos ayudan a entender nuestra realidad.
    Ojala a las autoridades locales del barrio en conjunto con los habitantes de la comunidad nos juntemos para no florecer nuestros colores, sabores y tradiciones.
    Saludos
    Rafa Laja

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    1. Hola Rafael, efectivamente, mientras haya alguien que lo recuerde, el barrio seguirá siendo el de siempre. Precisamente el 15 de mayo pasado, una tía mía me recordaba cuando nos ibamos allá y recordaba las gordas que era el único alimento, las de nopales y las de trigo, dulces, espero ir pronto, preferentemente en la fecha mencionada, y documentar las fiestas. Gracias por visitar y no te olvides de compartir. José Luis

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  3. Qué pasó con la capilla de Don Cirilo y la qué estaba cerca del preescolar Simón Bolívar?

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    1. Hola. perdón por responder hasta ahora, andaba saliendo de mis problemas técnicos. Supongo que te refieres a a la capilla de la Familia Ramírez y a la que quedó dentro del fraccionamiento. Ambas han sobrevivido en relativas condiciones buenas, por ser particulares no están abiertas al público, la primera, conocida como capilla de la Cruz, al cuidado de la familia mencionada, en la calle Álvaro Obregón, incluso ya publiqué una entrada de ella. Buscala en el blog. La otra por estar dentro del fraccionamiento igual se ha mantenido. En general, todas las capillas conocidas siguen en condiciones aceptables, incluso, creo que acabo de localizar una que andaba olvidada, espero publicar algo pronto, date tus vueltas y no te olvides compartir. Gracias por la visita. José Luis Hernández Peña.

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