miércoles, 21 de octubre de 2015

El palimpsesto de San Juan del Río


Ya sé que van a decir que qué significa la palabrita; No, no se trata de una grosería, alguna enfermedad extraña ni una nueva red social.


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 Se llama Palimpsestos a ciertos pergaminos antiguos, de los todavía escritos a mano, a los que en la edad media se les raspaba el texto para reutilizarlos. El procedimiento solo era posible en ciertas pieles que permitían el raspado sin deterioro. En razón del origen animal del soporte, el escrito antiguo no desaparecía por completo y  era evidente por lo menos parte de lo originalmente plasmado.

La práctica fue frecuente en las épocas en que el papel escaseaba. Hace algunos años, uno de esos palimpsestos, cobro notoriedad, cuando se descubrió que debajo de un escrito religioso, se encontraba un tratado hasta entonces desconocido, atribuido nada menos que a Arquímedes, lo que lo convirtió en noticia mundial.

Detalle del Palimpsesto de Arquímedes, los filtros revelan la escritura oculta. Imagen del sitio.

La palabra se utiliza también en otros ámbitos, por ejemplo, en Arqueología se llama Palimpsesto a un sitio en el que hay varias capas de elementos de diversas épocas, que en ciertas condiciones se entremezclan haciendo especialmente difícil determinar donde comienza una época y donde termina otra.

Resulta, que el valle de San Juan del Río es una zona que presenta dichas características, convirtiéndose, en toda su extensión, en un macro ejemplo de palimpsesto arqueológico.
Y con ese título “El Valle de San Juan del Río, Un palimpsesto arqueológico” aparece el primer libro de arqueología, dedicado exclusivamente a nuestro municipio, bajo la coordinación de  Juan Carlos de Saint Charles Zetina.

ANTECEDENTES
Entre algunas de las buenas acciones del saliente gobierno estatal, en colaboración con editoriales comerciales, se creó hace un par de años, una editora gubernamental, de libros con temas de la historia y las artes locales. Extrañamente, a pesar de todos los inconvenientes que tienen las editoras oficiales, los libros y ediciones que del llamado “Fondo editorial de Querétaro” surgieron, resultaron de gran calidad, tanto por su contenido como por los detalles de encuadernación.  El gobierno del estado de Querétaro, ha tenido, desde hace unos cuarenta años, una tradición de preservar,  a través de ediciones especiales los escritos importantes de la historia local, así como de los autores locales, pero creo que en calidad, los editados en los últimos años, son los mejores de todos, ya que además del texto, el diseño, papel y gráficos son de gran calidad.  Haciendo honor a la difusión de la cultura, muchos de esos libros se regalaban durante su presentación, lo que ha ocurrido siempre, pero también se ponían a la venta a precios realmente accesibles, considerando lo caro de sus materiales, de tal manera pude adquirir muchos de sus títulos, los de personajes ilustres, el de don Restituto Rodríguez, el que considero el mejor de muchos años: “ La Relación de Querétaro” ya reseñado aquí y finalmente el que me parece el más interesante para la historia local, que es el que presento a continuación:

 “El Valle de San Juan del Río, Un palimpsesto arqueológico”
Contaportada: La presa de la Estancia, desde el sitio arqueológico del Rosario.

DE LOS AUTORES
La mayoría de ellos no necesita de mucha presentación, además de escritores, son en gran parte, integrantes del Centro INAH Querétaro, es decir, los mismos que vemos llenarse de polvo, bien para desenterrar una defensa de mamut, que en un taller restaurando cerámica, reviviendo un incunable, desempolvando una obra maestra de la pintura  o enlodándose para preservar una pirámide.

El coordinador de la Obra,  Juan Carlos de Saint Charles, para más señas, fue uno de los encargados de, en el barrio de la Cruz, durante la reconstrucción de la pirámide principal, darnos a conocer de manera visible, la grandeza arquitectónica de un vestigio, al que a fuerza de verlo tantas veces, según nosotros, si le veíamos forma de pirámide, a lo que solo era un montón de piedras. El único reproche que siempre se le ha hecho al equipo del que formaba parte es que dejaron la reconstrucción inconclusa, ojalá que nuevos presupuestos les sean favorables y podamos ver la máxima expresión de nuestros antepasados completa algún día y ojalá sea él quien nos dé ese regalo.

Por razones de asignación de trabajos, constantemente ha estado en nuestro municipio, sobre todo en el referido barrio de la Cruz, regando las conclusiones de sus trabajos en gran cantidad de publicaciones, que espero algún día reseñar en este mismo espacio.

Ignoro a quien se le ocurrió definir al Valle de San Juan del Río como palimpesto, si a él o los demás colaboradores, algunos viejos lobos de la arqueología local y sus publicaciones, otros nuevos valores, tales como: Carlos Viramontes, Elizabeth Hernández Sánchez, Fiorelia Fenoglio, Rosa Brambila y más, que por falta de espacio no enumero. Todos importantes por ser un escrito interdisciplinario, que nos lleva a través de los siglos, por el valle de San Juan del Río, donde…
Portada. Bajo el agua, la otra gran zona arqueológica, la Estancia

 CONTENIDO

El libro, nos lleva, a través de distintos textos, primero a la conceptualización del espacio, hoy tan nuestro, donde miles de años antes, se dieron las correrías de los cazadores y recolectores nómadas, que después se establecerían de manera sedentaria aprovechando lo benigno del clima y la geografía, en diversos puntos del mismo.

A diferencia de otros textos científicos, este por ser de divulgación, es muy ligero en su lectura, ya que los autores procuraron un lenguaje, que sin llegar a ser completamente llano, es muy entendible para todos, conocedores o no del tema. Va acompañado, por una impresionante cantidad de fotografías, tanto descriptivas como de fondo, de tal manera, que casi son paritarias las de puro texto con las coloridas, que además presentan mapas, esquemas, tablas, etc.

Así, de la mano o en este caso de la pluma de los colaboradores, vemos, lugares y detalles, que solo conocíamos de oídas o en fotografías de mala calidad en periódicos. Por tales características y la magnífica resolución gráfica, vemos hasta el mínimo detalle de los murales del Rosario, las navajas de obsidiana, de las figurillas Chupícuaro y mucho más.

Dado que la intención, mostrada desde el título, es darnos a conocer que en nuestros suelos subsisten, a veces entremezclados, los restos de  la actividad humana de muchas culturas, luego de la reseña de los primeros asentamientos, pequeños por naturaleza, nos llevan a las civilizaciones monumentales, como lo fueron el Cerro de la Cruz y el Rosario, a cuya caída, los centros ceremoniales se abandonan, sin que por ello decline la actividad humana en la zona, solo se fragmentó el poder, pero nunca dejó de existir, como nos muestran la cerámica  y los petrograbados del epiclásico.

Mención especial, merece un tema poco difundido, los entierros ceremoniales en el cerro de la Cruz, cuando  este ya estaba en ruinas y abandonado, los entierros, sobre todo de infantes, muestran un intento por sacralizar como suyo, un espacio que ya había sido sagrado por y para otros.

La temporalidad de los estudios llega hasta el post clásico tardío, con la igualmente tardía incursión azteca a lo que después sería nuestra ciudad, proseguida, apenas unas décadas después, por los españoles y sus auxiliares otomíes, que a través de su idioma y su cultura, formaron la última capa del monumental Palimpesto, que es el valle circundante,  donde hoy nos asentamos y en el que, con un poco de cuidado podemos leer a través de vestigios, lo que nos dejaron los cazadores recolectores, la cultura Chupícuaro, los hombres de Cuicuilco, los Teotihuacanos, los Toltecas, Mexicas, Otomíes, Mestizos y tantas y más capas, incluida la que estamos formando todos aquellos que vivimos, sufrimos y queremos a esta ciudad.

 COLOFON

El último capítulo, se refiere a la toponimia antigua. Por basarse en Ayala, no hallan el significado de los nombres en náhuatl y otomí con que era conocido el asentamiento a la llegada de los españoles. En investigaciones personales ya expresadas en este blog,  establezco que  el nombre correcto era Iztacchichimeca, en náhuatl,  referido al actual cerro de la Venta, y que se trasladó al cercano puesto defensivo que los aztecas tenían en el cerro de la Cruz, que con la colonización otomí siguieron llamándolo igual  pero en su idioma. “Taximacu” ambos nombres, significan en español “Chichimeco Blanco” cualquier otra interpretación carece de sustento y por ello los autores no concluyen el significado.

UNA SÚPLICA
Concluyo con una petición:

 Aparte del “Fondo editorial de Querétaro”, de gobierno del estado, también el municipio de Querétaro, tenía una editorial “Librarius” que igualmente, en ediciones más modestas, difundió en los últimos años, temas de la historia local, a través de libros breves, incluso reediciones de clásicos de la historiografía queretana.

Sé que con el nuevo gobierno llegan nuevas ideas, proyectos y personas pero hay obras y acciones que deben carecer de color, ojalá que estos dos esfuerzos no se pierdan, si quieren cámbienle de nombre a las editoriales, pero no dejen de difundir la valiosa historia de nuestro estado, tan rica y a veces tan olvidada en las acciones gubernamentales.

Lo anterior a propósito porque en la librería cultural, que está en la capital del estado, junto a la solariega tienda, donde hace unos 5 meses adquirí el libro hoy reseñado, la semana pasada que acudí por otro título, habían sido retirados de los estantes, casualmente todos los libros del Fondo editorial de Querétaro, los de Librarius, y los de Jesús Mendoza, ¿Casualidad? Me dijeron que por inventario pero …

Espero  que el libro regrese a la circulación y puedan disfrutarlo.

Casi todos los libros de la editorial del municipio e Querétaro "Librarius" Ediciones cortas , económicas pero de gran contenido local, solo faltan dos que están en estudio y el último, que ya no pude adquirir.
 El chichimeca al servicio de la comunidad

Aclaro como siempre que no vendo libros ni trabajo para las mentadas editoriales ni soy familiar de los autores,  solo difundo el libro por su valor para la historia municipal.
Sigo con el problema de muchos lectores, pocos comentarios, no creo ser tan contundente, estoy a sus órdenes para cualquier aclaración o adición. Detalles mínimos pueden ser de gran apoyo para la historia  
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Nueva adquisición

Gracias al apoyo de un ex alumno, hoy amigo, pude adquirir en el extranjero, uno de los pocos libros que me faltaban de don Rafael Ayala: “Breves noticias sobre la primera imprenta de la ciudad de Querétaro”  de 1943, su primer obra formal. Tras 72 años, regresa a su lugar de origen. Quién sabe todo lo que tuvo que pasar para que llegara a la colección. Solo les presento el escaneo de la portada, está muy frágil y quebradizo, ya lo leeré con calma y reseñaré lo que atañe a San Juan del Río.

Gracias Lencho.

Próximamente por este mismo blog:

 “El extraño retorno de la Historia Sanjuanense” No se lo pierdan. 

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